Sensaciones tras el “I Encuentro Iberoamericano de Personalismo Comunitario”
Las jornadas que organizó el Instituto Emmanuel Mounier de Argentina en la ciudad de Córdoba, me llevaron al convencimiento de que el personalismo comunitario se encuentra ante una oportunidad histórica y que quienes aspiramos a la transformación de un mundo más humano debemos poner manos a la obra. Participaron importantes personalidades de 7 países latinoamericanos y especialistas de España y Francia. Creo sinceramente que hay una esperanza frente a tanto hastío individualista y carente de sentido.
Son muchas las emociones que experimento tras haber participado el 28, 29 y 30 de abril del “I Encuentro Iberoamericano de Personalismo Comunitario” y muchas también las inquietudes que me salen al cruce después de “ver” con una mirada purificada el llamado a vivir una vida en donde el otro no me sea ajeno. En otras palabras refiero al descubrir en el tú la parte que me completa y de la que escindido, caigo en una casi ausencia frente a mí mismo. Es que la realidad sufriente del huérfano, la viuda, el pobre, el forastero, como figuras, pero también como personas reales, me convocan.
Ya habrá oportunidad para hablar largo y tendido de Emmanuel Mounier, Jacques Maritain, Gabriel Marcel u otros personalistas del siglo pasado, como de las raíces de este modo de sentir la filosofía y la vida misma. Pienso que hoy tengo el deber moral de transmitir las sensaciones que llenaron mi corazón durante esos días y que trascienden las teorías expuestas por esos verdaderos maestros que se dieron cita en Córdoba. Es quizás la fraternidad vivida los tres días del Encuentro, la coherencia respirada entre ese grupo de personas reunidas -que no las movía el interés por un quehacer profesional o la obtención de un diploma, sino el fuego de una realización intuida que se compartía generosamente-, que era imposible no sentirse interpelado.
Son esas sensaciones las que me mueven a bajar a tierra tan preciosos ideales, como el abrir los ojos a duras realidades de las que no se puede quedar al margen. De allí las conclusiones de Carlos Díaz: “cada vez que abandono a un prójimo me abandono a mí”, u otras enseñanzas tan crudas como profundas: “cuando no me ocupo de ti o te soy indiferente, te mato; cuando no te perdono, ya no existes para mí y si no existes, te he quitado lo más importante que tienes, tu ser persona”. Este catedrático de la Universidad Complutense de Madrid, con ciento setenta y pico de libros publicados, explicó el proceso a través del cuál el alma bella se convierte en un corazón endurecido y como ésta lógica, que en mayor o menor medida expresamos la mayoría de los mortales, sin darnos cuenta, nos va haciendo más que personas, fantasmas que se arrastran y que aislados, han perdido hasta el brillo en los ojos.
Hubo muchos momentos intensísimos. Compartiré sólo algunos y los que para esta subjetividad han sido los más relevantes. Dado que el personalismo comunitario apuesta a intervenir en todos los ámbitos de lo humano, sea la política, la educación, la filosofía, la salud o la economía, daré lugar en este texto a esos descubrimientos, llamémosles básicos o iniciales, de los que cada disciplina, en pos de una mayor humanización podrá tomarlos.
Aclaración
De más está decir que lo que aquí escribo en relación al “I Encuentro Iberoamericano de Personalismo Comunitario” no es más que mí experiencia y los elementos que resaltaré son inevitablemente los que me han conmovido y no pretenden ser una crónica objetiva. Tampoco representan la posición del Instituto Emmanuel Mounier, organizador del evento. Corresponde más bien a las ideas, emociones y pensamientos que me han dejado tan aturdido como sensibilizado, al permitirme vislumbrar cuestiones de un peso tal como lo es mi vocación, en tanto atender a un llamado del que sólo traicionándome de la peor manera puedo desoír.
Un llamado
Ahora, antes de abordar el relato de esos momentos, creo que las vivencias del Encuentro, de una forma providencial, vienen a ocupar el lugar de esa demanda que recibí cuando este sitio fuera puesto online. Muchas personas pidieron que más allá de que Acto y Potencia sea utilizado para compartir reflexiones de tinte filosófico –con el riesgo de quedar para siempre en lo abstracto-, permita a su vez confluir un lugar de pertenencia para todos los que no se conforman con la despersonalización del mundo y que sienten necesario generar espacios no sólo de análisis sino también de acción.
Por eso hago un llamado a todos los que intuyen en la persona humana una grandeza escondida, un proyecto por realizar; todos los que de modo misterioso pero intenso, presienten esa dignidad fascinante que nos eleva de la mediocridad, a construir juntos un espacio de transformación. Porque tenemos un espíritu sediento que no se colma con la poquedad, a todos los que comparten esta pasión sin la cual no podríamos ser quienes somos, los invito a indagar en el personalismo comunitario, a participar (iremos viendo cómo), pero no podemos dejar pasar esto que nos convoca. Yo no puedo dejar pasar este llamado y extraviarme en el mundo en que todo “funciona” correctamente, pero que en el fondo asfixia y donde las cosas siguen su curso al tiempo en que una realidad doliente nos pregunta por nuestro aporte.
Reconocimiento
Junto a los grandes intelectuales y hacedores de realidades que conocí en Córdoba, provenientes de España, Francia y de muchos países de nuestra América Latina, también hice amigos –siento que los puedo llamar así aunque sólo fueron unos días compartidos-, jóvenes comunes y corrientes como yo, menos identificados por la trayectoria mas convocados por una misma vocación. De Uruguay, Colombia, Perú y también de la ciudad de Córdoba, conocerlos, saber lo que les inquieta y escucharlos, sin duda fue para mí uno de los elementos que más me movilizaron. Asimismo, todo el equipo del Instituto argentino Emmanuel Mounier, ese grupo de incansables colaboradores de la Dra. Inés Riego de Moine, que trabajaron en silencio y que fueron artífices de un gran evento, merecen una mención especial, al menos por lo que a mí me enseñaron. Efectivamente el I Encuentro Iberoamericano no fue un suceso que paralizó a la ciudad de Córdoba o que haya sido caracterizado por la concurrencia masiva, no obstante estoy seguro de que esos días de fines de abril comenzó a gestarse algo de verdad importante.
Carlos Díaz o el aguijón de lo que despierta
El reconocido doctor en filosofía, traductor, principal divulgador del personalismo en habla hispana y probablemente uno de los pensadores más lúcidos de nuestro tiempo, es una de esas figuras que no te permiten mantenerte indiferente. Este catedrático español enmarcó al personalismo comunitario históricamente en su “manifiesto programático”, del que sólo reproduciré algunos elementos. Su estudio sitúa en las raíces de ese árbol a Sócrates y los estoicos por un lado y al pensamiento judeocristiano por otro; en su tronco a figuras como Tomás de Aquino, Kant y Husserl, para aflorar en las vertientes más variadas de un neotomismo, una axiología fenomenológica y otras fuentes como la de Mounier y su grupo de la Revista Sprit de la Francia de los años treinta, entre muchas otras.
En su primer seminario Díaz dedicó un tiempo a explicar uno de los grandes enemigos históricos para el personalismo y que es el cartesianismo, padre del occidente actual. Descartes es para el profesor “el antipersonalista radical”, de quien se desprende la falsa interpretación cristiana del cuerpo como algo malo, culposo, fuente de error. Para Descartes –según Díaz-, pensar es el pasaporte para el existir. Como todo lo demás es digno de ser desconfiado (los sentimientos, la imaginación, las emociones, etc.), se llega a la conclusión de que es el matemático el sujeto trascendental, moral, el filósofo por excelencia.
Si yo pienso, yo existo se pregunta Díaz ¿dónde está el tú? pues no me relaciono con otra persona sino con las ideas que yo tengo del otro. ¿Dónde están los sentimientos, las pasiones? ¿dónde está la vida? Es que todos estos elementos inducen a error y así la compasión, la ternura -y podríamos seguir enumerando-, “todo eso debe ser descartado”, asegura Díaz que resume “ese es el sujeto cartesiano, sin cuerpo y horrorizado por la presencia del otro”. Dicho sujeto, ese del que penosamente todos tenemos un poco, asegura el pensador que es el solipsista, egológico trascendental de nuestra civilización occidental y cristiana. ¡Ah! Todo esto sirve, claro –no olvida Díaz- para construir fábricas, aviones… hacer dinero. Es la plataforma del ingeniero, “práctico y dinerario”. De esta base profundamente arraigada en nuestra cultura emergen las relaciones de signo económico y por tanto el “yo pago, tú me sirves”.
Después de esa riquísima conferencia inaugural, indispensable para saber dónde estamos parados y cuáles son los signos de nuestro tiempo, Carlos Díaz dio un seminario abierto “Del tú al nosotros”, basado en el libro “Yo y tú” de Martin Buber, en el que sitúa la palabra básica no ya en el “yo” sino en el par “yo-tú”. Y de esa disertación sólo compartiré algunas reflexiones, esperando contar próximamente con el texto completo, que no tiene desperdicio. Dice Díaz que el que piensa que se ha hecho todo por sí mismo, que aquello que tiene y ha logrado fue producto de su sóla voluntad y trabajo, será alguien que exigirá a los demás que le rindan pleitesía, es decir, alguien que no ha entendido su ser más que como “yo”. El “nosotros”, por el contrario, no es la suma de uno más otro más otro, de manera aislada y del cual ese “nosotros” es mera suma de las partes que no se vinculan entre sí. “En cada yo hay un nosotros… y yo no llego hasta donde termina mi panza -señala Díaz con sentido del humor y agudeza- sino hasta donde llegue mi espíritu”. De allí la constatación de que algunos ciertamente llegan hasta la panza, porque son panza, concluía el pensador con suspicacia. “El hedonista alcanza sólo hasta donde su cuerpo, el humanista hasta el sol y más allá”. Es así como contemplamos el yo predador, ese que me succiona, me devora, me lleva a su cuerpo, pues para él no hay más; mientras el yo personal aprovecha el cuerpo para trascenderlo. De ese modo reflexiona el autor “cuando me encuentro con un cuerpo espiritual me potencia, me eleva, me lleva más allá”.
“Tú no eres una cosa, no eres un él, eres un tú, eres sin par, inigualable, como tú no ha nacido ni nacerá. Por eso es que si amo a alguien por su belleza y su inteligencia, por ejemplo, lo estoy rebajando. Amar a otro, como decía Marcel, es decirle ‘mientras yo viva tú no morirás´”. Y aquí uno de sus principales postulados pareciera caer con todo el peso de su honda significación: “la persona que no ha sido amada incondicionalmente, no ha conocido la felicidad ni como proyecto”.
El “yo” sin el “tú” diluye su presencia hasta el punto de ser una casi ausencia, es que yo llego a ser yo en el tú, “al tuificarme soy”. Mi obligación como persona, insiste Díaz, es ocuparme del que más sufre aunque no sea el que más quiera, es que cuando uno no se entera totalmente del dolor del otro, no sabe quien es, tiene una idea falsa de sí. En definitiva, dice nuestro autor, la locura es un yo sin ti. Incluso el odio es una palabra sin sentido para quien se da sin reservas (Lévinas). Por eso aquello que reservo se infecta.
Finalmente dice Díaz “amo luego existo” y con esto altera el célebre postulado de Descartes, en donde ya no es el pienso yo solo, aislado e incomunicado, ahora incluyo en el “amo” al otro. Y más, en cuanto al yo: “soy amado luego existo”.
Otros grandes del pensamiento personalista, en Córdoba
Durante el Encuentro también tuve oportunidad de conocer al presidente del Instituto Mounier de España, Luis Ferreiro Almeda quien presentó una extraordinaria conferencia titulada “Barbarie, razón y pasión”, en la que sacudió algunos lugares comunes de nuestro tiempo tan propenso a valores tan individualistas como el del confort, extraña creencia que posiciona al “relajamiento” como uno de esos momentos tan deseados, como si la vida fuera una carga vaciada de sentido que todo el tiempo se desea el espacio para el relax. Ferreiro con una contundencia magnífica y evocando a Marcel, aseguró que a diferencia de lo que se cree “una vida sana es tensión y no relajamiento”, la tensión de la elevación, que nada tiene que ver con el infecundo abandono del cuerpo.
Otro de los grandes personalistas que tuve el agrado de conocer es Yves Roulliere, francés y muy probablemente el máximo especialista en Mounier. No quiero olvidar a los valencianos Dr. Antonio Colomer Viadel y al profesor Juan Biosca González, al Dr. Alino Lorenzón y hacer una mención al Instituto Argentino Jacques Maritain, que colaboró activamente en el desarrollo del evento. Por último, rindo homenaje a Inés Riego de Moine, presidenta argentina del Instituto Mounier y organizadora del Encuentro. Riego, que fue la persona que confió en mí, me publicó en la Revista Persona y me invitó a dar una ponencia, cerró las jornadas con una conferencia en la que dejó abiertos los interrogantes para el personalismo comunitario que se viene en la América Latina del siglo XXI.
Partiendo de la idea de que la verdad es dialógica, la doctora presentó los postulados o plataformas para la misión que nos convoca. Lejos de abandonar este movimiento a los claustros, aunque habiendo dejado en claro la importancia y necesidad de estudio, Riego evocó a Platón “la filosofía es el saber que salva” versus el apático “el filósofo es el cartógrafo de la realidad” de Michel Foucault. De lo que se trata en el personalismo que debe emerger es de ir más allá de la hermenéutica hacia la transformación de la sociedad. Y llamó a la conversión, es decir la revolución del corazón, personalista y comunitaria. Dicha revolución será válida si será espiritual, no obstante debe serlo también económica, social… La esperanza, como su raíz etimológica lo indica debe tener los pies en la tierra para el ordo amoris o el orden del amor. Se trata del llamado desde de la emoción que una verdad suscita y la convocatoria a ser los grandes creadores morales, de los que escribía Bergson, o bien Unamuno con su “moral de la invasión mutua”, la invasión del testimonio. Finalizó Inés su exhortación, ante un auditorio conmovido y agradecido por tantas vivencias movilizantes, por tanto sabor a verdad palpitando en los corazones, a que seamos antorchas vivas y que no dejemos pasar la oportunidad de despertar en el otro, el prójimo, su valor y su potencia, que nacen de la mirada, la mirada amorosa que hace nacer a una existencia auténtica.
Javi:
«El que busca encuentra»…y que bueno que hayas encontrado este lugar que tanto hemos charlado.
«Una vida sana es tensión, no relajamiento», trabajemos, movamosnos, creemos tensión para movilizarnos hacia un mundo mejor.
Desde mi humilde conocimiento filosófico, me sumo a la propuesta, dispuesto a trabajar por el «tú», y no por wl «yo». Por ese mundo que alguna vez charlamos donde el objetivo primario no sea el beneficio (movilizado por el egoismo individual) en términos económicos, sino el bienestar del prójimo. Un mundo movilizado por el acto de amar (dar) y no de intercambiar (dar – recibir).
Gracias por compartir esta experiencia, espero que todos podamos sumar nuestro granito de arena.
Adrián
Cristina de Córdoba.
Gracias Javier por haber aceptado la invitación y participar en el equipo de ponentes en el I Encuentro Iberoamericano de Personalismo Comunitario.
Tu ponencia fué emocionante y agradezco a Ines Rigo de Moine de haberte invitado, más aún por ser un jóven con idiales y con compromiso por sobre todas las cosas.
Al margen de si me parece acertado o no el enfoque -al que adhiero-, me permito evocar dos grandes: La raíz de todos los males, el egoismo (Madre Teresa de Calcuta); Hemos apredido a nadar como los peces, a volar como los pájaros, pero no hemos aprendido el sencillo arte de vivir como hermanos (Martin Luther King)
Gracias por el resumen de este evento que no tuve más remedio que perderme. A la incierta frustración del Congreso por el centenario de Mounier en Madrid el 2005, donde muchas cosas quedaron en el aire, veo que en este se puede certificar la extensión del personalismo comunitario por mi querida AL. Además, escuchar las palabras de Carlos, que desde hace tanto tiempo escucho (le conocí con 16 años, o sea que en septiembre hará 30 año!!) y que dejó marcado para siempre a aquel adolescente que seguí u camino de personalización, es siempre gratificante, porque no sólo le escucho a él, sino a la impronta imborrable que deja en quienes le escuchan y tienen oídos.
Pero ves, yo discrepo en algunas cuestiones con él,.. veo más a Agustín que al Aquinate en las raíces del Personalismo, ya que éste o es comunitario o no lo es, y por ende Pascal, como referente frente a Descartes… de todas maneras si tienes oportunidad de leer 30 nombres propios… del propio Carlos, te ayudará a comprender las raíces de esta «anti-ideología» en palabras de Lacroix, de esta necesaria vía hacia una revolución que será moral, o no será; que será personal, o no será (Péguy-Mounier).
Qué entusiasmo leer a alguien tan enamorado de estas lindas ideas. El desafío: bajarlas a lo concreto. Por eso espero toda información y profundización sobre las ponencias, sobre cómo el personalismo puede orientar la economía, cómo la educación puede ordenarse bajo su espíritu. Cómo hacer para que el personalismo comunitario influya cada vez más en nuestras tareas cotidianas, nuestra profesión o incluso en el surgimiento de nuevas iniciativas, para las que ya me voy anotando.
¡Un abrazo!
Es muy interesante lo que planteas en tu relato. Lo poco que a uno le preocupa el projimo.
Pero siempre que leo a estos «grandes pensadores» me pregunto una cosa: muy profundas sus investigaciones, reflejadas en hermosas palabras. ¿Pero nunca predicar con el ejemplo?
Por ejemplo Carlos Diaz: busco sobre el y encuentro que escribio mas de 200 libros, da conferencias por todo el mundo, etc, etc. Un curriculum impresionante. ¿Pero con que ejemplo de su vida nos muestra sus enseñanzas?
Por favor que no se tome esto como una critica, sino como una inquited, que seguramente alguien de este foro me podra contestar.
Estimado José María:
Los años, quizás pocos para algunos (46) y muchos para otros, me han ayudado a aprender que todos hacemos cosas que no valoramos, y otras que no valoran los demás. También que escribimos más como deberían ser las cosas, y menos las llevamos a la práctica. Pero la vocación llama a unos a una cosa y a otros a otra. Carlos Díaz no es un activista, es una persona de pensamiento. Pero de la misma manera que Teresa de Calcuta no se sintió inclinada a escribir, Carlos Díaz admira a quienes actuan. Eso sí, peca de exigencia. Exige que quienes actúan lo hagan con su mismo nivel de conocimientos, y eso no es posible. Todo lleva dedicación y la dedicación absoluta tiene unos premios, y otros no.
En todo caso creo que muchos pecamos de la búsqueda de la perfección en otros, intentando demostrar que su falta de perfección nos facilita el camino. Y eso es un error. Cada uno debemos buscar ser los mejores. Hacer nuestra propia revolución personal, con ayuda de otros, pero es nuestra labor. Carlos Díaz tiene ya bastante trabajo con su propia revolución personal, te lo puedo asegurar, pero también te aseguro que yo la tengo con la mía.
En todo caso, todo lo que puedas encontrar sobre el Instituto Emmanuel Mounier en España, sus ediciones y sus acciones, se han hecho porque él estaba ahí, y puso su empeño personal. Te lo dice quien ha sido testigo de ello hasta hace tres años, hasta que diferencias de opinión con algunas personas me hicieron retirarme de la primera fila del IEM.
Abrazos
Querido José María:
El currículum académico de Carlos Díaz, a quien él mismo llama su ‘ridiculum’, es público porque su obra está ahí. Pero sólo los que conocen personalmente a Carlos Díaz saben de su vida personal y de la vida intensa que hay tras su palabra. Carlos Díaz, con su pasión por la verdad y por la persona, con su generosidad y su creatividad, con su exigencia amorosa y su profetismo es , para muchísimas personas, un referente personal, un estímulo para vivir apasionadamente la propia misión. Es cierto que, como dice mi amigo Juan CArlos, Carlos Díaz no es un activista. Pero es hombre de acción. Creo que es uno de los grandes difusores del pensamiento personalista. Su obra no sólo son sus libros: son sus conferencias, su trabajo de formación de jóvenes pensadores, la fundación del IEM, etc. Esta labor intelectual y militante es acción (aunque no agitación ni activismo). Es hombre de pensamiento que piensa como hombre de acción y hombre de acción que actúa como hombre de pensamiento.
Por tanto, José María, creo honestamente que Carlos Díaz nada tiene que ver con los popes del olimpo académico actual, nada con esos profesores de mucha palabra y poca vida.
Recibe un fraternal abrazo y otro para Juan Carlos Vila, un gran personalista y especialista en Peguy, también hombre de acción y de pensamiento.
Y enhorabuena a la doctora Inés Riego, presente y futuro del personalismo más solvente, por el congreso de personalismo que ha impulsado.
Xosé Manuel Domínguez Prieto
Juan Carlos,
Gracias por tu comentario. Y gracias tambien por nombrar a la Madre Teresa de Calcuta. Ella es ejemplo de mi punto:
«Déjanos predicar sin sermones. No mediante palabras, sino con nuestro ejemplo».
No hacen falta mas libros, Institutos, reuniones y conferencias. El hombre sabe muy dentro suyo como debe actuar:
«La paz y la guerra empiezan en el hogar. Si de verdad queremos que haya paz en el mundo, empecemos por amarnos unos a otros en el seno de nuestras propias familias. Si queremos sembrar alegría en derredor nuestro precisamos que toda familia viva feliz.»
Y de nuevo, mi comentario no es una critica a Carlos Diaz, es un llamado a actuar en lugar de hablar. O como puso Federico en su comentario «bajar esas ideas a algo concreto».
En buena hora para todos los que tuvieron la oportunidad de asistir a este magno evento, personalmente deseaba con todo corazón atender a la invitación de la Dra. Inés, lamentablemente nuestra universidad no contaba con el presupuesto necesario. Imagino que el encuentro personal con pensadores que comparten el ideal comunitario debe haber sido muy rico. Por favor si me pueden remitir algún material digital del congreso sería de gran valor para nuestra escuela de ciencias teológicas y filosóficas. Espero además poder mantener contacto con todos los que compartimos el amor por la reflexión personalista
Saludos desde la Universidad Católica de Costa Rica
Juan Carlos,
A medidad que vas aclarando tu primera pregunta, la vas oscureciendo. Parecía una pregunta inocente que pedía información… Pero en esta última intervención estás yendote a los extremos. Las vocaciones son diversas y todas son necesarias. Necesitamos pensadores y necesitamos hombres de acción, como necesitamos también que la vida personal integre ambas dimensiones. Creo que eres muy excluyente al decir que no hacen falta más libros, conferencias, etc… Mientras haya ideas y pensadores la humanidad seguirá avanzando, porque son las ideas las que rigen los grandes movimientos y procesos de la humanidad. Creo dentro de las corrientes de pensamiento que ha habido a lo largo de los siglos, el personalismo es una de las que tiene más compromiso con la realidad y con el hermano, especialmente los pobres y marginados.
Teresa, te referiste a Juan Carlos cuando entiendo que quisiste decir José María. Éste último es el que señala eso de que hay que abandonar los libros, las conferencias, etc…
En cuanto al debate, bienvenido. Si no hubiera sido por la provocación de José María, nos hubiéramos perdido tan ricos comentarios y de personas tan valiosas.
Me parece que es bueno pensar la acción. Sería absurdo actuar sin reflexionar y en ese sentido, las conferencias y los libros pueden ayudar a nuevas dimensiones de la acción. José María, estás invitado a proponernos y convocarnos a actuar, por lo menos yo valoraré tu aporte.
Sobre Carlos Díaz te cuento que pudiendo cobrar mucho dinero por dar un seminario, ni siquiera dejó que le abonaran el pasaje para venir a Córdoba.
Si bien comparto con Teresa que José María se excedió al ir al extremo, no dejan de despertarme simpatía sus opiniones. Así como coincido con Javier en que es absurdo actuar sin reflexionar, del mismo modo pienso que es absurdo reflexionar sin actuar. No sólo absurdo, sino que influye directamente en la calidad de los textos y propuestas, y hace la diferencia entre las que pasan sin pena ni gloria como palabras bonitas o las que en cambio inspiran al lector a profundizar un camino y le ofrecen elementos para mejorar sus prácticas y horizontes diarios.
Cuánta fuerza tiene, por ejemplo, el texto anterior «Donde la dignidad humana se respira» sobre el Hospice Buen Samaritano. Cuán valiosas y punzantes para los médicos son las reflexiones de quiénes viven, con mayor o menor profundidad según sus posibilidades y vocación, esa experincia u otras similares. Y lo mismo con cualquier rama para la que el personalismo comunitario tenga una propuesta.
Muy buena síntesis del encuentro, Javier. Felicitaciones. Interesante el intercambio de ideas sobre la reflexión y la acción. He dudado en dejar mi opinión sobre ese asunto porque puede parecer cargamontón contra José María; pero terminé animandome, al recordar lo que le digo a mis alumnos: las opiniones no se respetan, se respetan las personas; las opiniones se discuten. Creo que plantear la cuestión dicotómicamente: reflexión – acción, hace pensar que se ha de optar por una o por otra. La reflexión es un tipo de acción, es praxis teleia cuyo «producto» son ideas. Y las ideas no son -como nos ha hecho creer cierto activismo- algo intrascendente, algo de lo que se puede prescindir, sino que son algo de vital importancia. Decía Gabriel Marcel que la idea de hombre no puede ser degradada sin ser degradante, o en otros términos, dime que idea del hombre tienes realmente y te diré como tratas a tu vecino. Y creo que parte de la perenme actualidad del personalismo (el personalismo siempre será actual aunque nunca esté de moda) es su esfuerzo por tratar de aclarar «la idea» de persona, y de señalar la praxis coherente con esa idea, y de denunciar los comportamientos o sistemas que conculcan la dignidad humana. Porque lamentablemente aquello de que muy en el fondo el hombre sabe siempre lo que tiene que hacer no es cierto, prueba de ello lo puedes encontrar en un post de este mismo blog, donde Javier discute las ideas de Roxana Kreimer sobre el sentido de la vida, no por puro academicismo sino porque lo que está en juego en esas ideas es la dignidad humana.
Ciertamente hay un pensar esteril que se pregunta si lo que dijo Tomás de Aquino es quo o quod, pero -para poner un ejemplo de lo más metafísico- la discusión del aquinante con el averroismo sobre la unidad del intelecto agente no era nada esteril, allí estaba en juego el tema de la dignidad humana, y ese pensar no fue esteril a pesar de que el aquinante solo se dedicó a reflexionar, sus ideas establecieron la base para otras acciones. Insisto, no es del todo cierto que el hombre en el fondo sepa cómo debe actuar, y en estos tiempos menos aun; pero no solo en estos tiempo, ya Aristóteles señalaba que todos los hombres desean ser felices, pero el problema es que no saben en qué consiste la felicidad. Aun ahora se hace necesario el trabajo reflexivo y divulgador que hace Carlos Diaz a través de sus seminarios y obras para recordarnos que nuestra felicidad o es el reflejo de la felicidad del otro, o no es en absoluto; y es necesario, porque aun ahora muchos seguimos buscando la felicidad en el yo, por medio de esa actitud de ombliguismo que solo mira por su «bien-estar».
Por último, si alguna vez te encuentras con un libro o un discurso interesante, juzga primero si su contenido es Verdad o no. Si es Verdad, vive de acuerdo a él según tus capacidades; si no es Verdad, sigue en tu busca de la Verdad. Si de casualidad descubres que esa persona no vive según lo que escribe, se indulgente con él, quizá su capacidad solo daba para escribir y no para vivir de acuerdo con lo que escribía. Tú sigue el consejo que Jesús daba a sus discípulos respecto de los fariseos: hacer lo que ellos dicen, no lo que hacen. Pero jamás caigas en el juego muy actual y muy puritano de andar escarbando la vida del otro para ver si es una «autoridad moral» (como si pudiera existir una, cuando todos estamos hechos del mismo barro) porque se te podrían aplicar las palabras de San Agustín a los herejes: todo lo que se hace para no hacer nada.
Javier un saludo, y mil disculpas el comentario salió algo largo, ya hasta parece un post.
José María:
Si tanta aversión tienes a la palabra, y tanto amor a la acción, no entiendo por qué pierdes tiempo en escribir en vez de ser coherente con lo que piensas y callar. Tu propia escritura traiciona tu posición. Además, es no entender qué es el pensamiento, que siempre está apalabrado -como muestra Gadamer-, creer que hay contraposición entre pensamiento y acción. Sólo las acciones infrahumanas son ajenas al pensamiento. E incluso personas de acción y oración tan sobresalientes como tu querida Teresa de Calcuta han tenido la amabilidad de dejarnos por escrito sus pensamientos, uno de los cuales tú mismo citas.
Así que, amigo mío, sí que hacen falta libros, Institutos, reuniones y conferencias, justo para orientar la acción. Kant te daría ideas: pensamiento sin experiencia, es vacío. Cierto. Pero experiencia sin pensamiento, es ciego. Incluso el Creador nos dejó su Palabra. ¿Crees que obró inutilmente?
Por escrito te envío un abrazo en esta maravillosa iniciativa de Javier, gracias a la cual nos comunicamos personas de todo el mundo.
Luigi. Padova.
Muy bueno todo.
El comentario de Carlos Agustín Masías Vergara me dejó pensando. Que el personalismo siempre será actual, aunque nunca esté de moda!!!, bueno, bueno, que frase para el análisis…
es una afirmación fuerte, si las hay.
De todos modos, me animo a imaginar que los jóvenes, necesitan atenuar su sed de cambio en la relación con el otro, intentando decodificar el personalismo en lo tangible. El hospice del Buen Samaritano es buen ejemplo de ello ¿no?
Por eso, siempre debería haber faros en la costa que orienten la navegación, máxime ante un mar muy movido por olas de egocentrismo, que parecen venir unas tras otras sin solución de continuidad en la sociedad del siglo XXI.
un abrazo Javier, y felicitaciones.
Que interesante conocer más sobre esta corriente del pensamiento con la que tan identificado me siento. Valoro mucho las ideas que se están dando desde el movimiento personalista ya que proporcionan una base teórica desde la cual se sustentarán los cambios concretos que tanto queremos para nuestra sociedad.
Por otro lado, me parece muy interesante romper con este erróneo paradigma occidental que hacer girar nuestro ser en torno a la razón en lugar de descubrir que nuestro polo de atracción debe ser el amor.
Finalmente quisiera agregar que es poco lo que conozco sobre esta filosofía (si bien estudie durante un tiempo esta carrera, lo hice en la racionalista UBA), pero dudo que existan muchos textos que la resuman de mejor manera que aquel que leí en el apéndice del primer libro de Javier («Una luz que se enciende»): «Vivir es convivir», de José Descalzo. Los invito a que se sienten, se «relajen», lo lean y se «tensionen».
Javier
Felicitaciones por el espacio de alto vuelo que se genera y tu capacidad narrativa..clara, sencilla, profunda…
en este tiempo de velocidad tus escritos invitan al freno y la reflexion…
que nos son freno que demora sino freno que para tomar carrera y seguir en tension…
tomo mucho de lo escrito y aportado por vos en el resumen del congreso, para esos momentos diarios donde debo ser testigo y protagonista de la humanizacion de la salud…entre mis colegas, los enfermos terminales y sus familias…y sobre todo en mi mismo…
le pregunto al foro:
que sognifica-implica para ustedes la humanizacion de la salud?
que alcances tiene?
que disficultades encuentran?
a quienes les compete?
conocen autores al respecto?
un abrazo
[…] publicaba en Acto y Potencia uno de los artículos más leídos y comentados de la página http://www.actoypotencia.com.ar/2010/05/humanizar-la-civilizacion/, en el que me hacía eco del llamado a poner manos a la obra para transformar el mundo en un lugar […]