Un análisis a la luz de “La filosofía” de Jaspers
Cada vez me es más patente la sensación de que puede pasarse por esta vida sin vivirla, es decir “funcionando”, mas siendo un extraño ante uno mismo. Solemos pensar tanto en nuestro proyecto personalísimo de felicidad, tan individualista, que perdemos de vista que “yo sólo existo en compañía del prójimo; solo, no soy nada”[1] asegura Karl Jaspers, al indicar que el gran dolor de la existencia es la falta de comunicación y que muy por el contrario la verdadera satisfacción se da en la comunicación auténtica.
No obstante vivimos obsesionados con el propio deseo, resultando de ello una mayor inquietud, disconformidad y frustración. Así transcurren los días de tantos en nuestro tiempo que son deslumbrados por espejitos de colores -que se muestran grandiosos a los ojos del mundo: poder, fama, dinero, ser adulados-, pero que al final de cada día no logran conciliar el sueño, como si eso que tanto ponderan no se correspondiera con quienes en verdad son; mas se elige la ficción. Así, en vez de buscar la coherencia con el ser, el yo pierde su estabilidad detrás de la ansiedad y el deseo de reconocimiento, sin hallar paz.
Ocurre que estamos atravesados por una creencia de independencia, como libertad de toda atadura, que en lugar de conducir a ser uno mismo con plenitud histórica y dando lugar a los demás en mi proyecto de vida, se trata de una independencia “que no obliga a nada”, señala Jaspers, que también la denomina “independencia sin contenido”. Y aquí debemos preguntarnos ¿qué entendemos por ser autónomos? Pues es probable que seamos cautivos de esta forma engañosa de independencia, en la que creemos liberarnos de todo compromiso, sin embargo, nos encerramos en nosotros mismos, rindiéndonos sin más a los apetitos, cuyo resultante es el tedio, la angustia y la indiferencia[2]. Asimismo define esto Jaspers como “actitud estética”, ese mirarlo todo, sean hombres, animales o cosas como si fuera lo mismo: “el mirar de un muerto con los ojos abiertos”[3]. Con quienes asumen esta disposición, es decir una independencia no obligada, es imposible mantener una discusión verdadera, “sino sólo un decir esto o aquello con la encantadora variedad de lo interesante. Lo único que se puede hacer es entrar en una común delicuescencia de patetismo ilusorio y sin meta”[4].
De este modo entendemos con Jaspers que una independencia absoluta es imposible. “Ya en el pensamiento dependemos de la intuición, que tiene que sernos dada; en la vida dependemos de otros, ayudando a los cuales y siendo ayudado por ellos es únicamente posible nuestra vida […] No hay libertad aislada.”[5]
“¿Podemos hacernos dueños de las compulsiones y olvidos, de los encubrimientos y simulaciones, de las perversiones, para llegar verdaderamente a nuestra independencia?” Evidentemente no. La posibilidad de error es constitutiva de la persona y esto se entiende desde el pecado en la Biblia, la autoenajenación en la filosofía de Hegel o lo demoniaco en el pensamiento de Kierkegaard, que implica un desesperado encierro en uno mismo; ni qué decirlo del inconsciente en Freud. Es que si hay algún resquicio para la independencia, y Jaspers cree que lo hay, ésta necesita de ayuda y sólo puede concretarse de un modo invisible para el mundo: “nuestra posible independencia es siempre dependencia respecto de la trascendencia”[6]. Este es el camino hacia la independencia interior, tema que será imposible de agotar en este artículo, por tanto, lo que nos proponemos y bajo la guía del autor, es seguir algunos atajos desde la comunicación como don de mi ser a otro ser, de existencia a existencia.
Esta manera de concebir la comunicación, no en sentido instrumental sino propiamente humana, es la clave que nos dirige al despertar a la vida filosófica, en donde el individuo contempla su vacío, el sentirse perdido y sin lazos profundos. Tal adormecimiento Jaspers lo explica por el dominio de la técnica en las distintas esferas de la vida. Este modo de ser de nuestro tiempo, reglamentado por el reloj, dividido en trabajos absorbentes, cada vez llena menos al hombre en cuanto hombre, quien, al quedar en libertad, no es nada ni sabe qué hacer de sí mismo.
Según Jaspers ese individuo que despierta a la propia existencia se pregunta estremecido “¿qué soy?, ¿qué estoy dejando de hacer?, ¿qué debo hacer?” y comienza a darse lugar a sí mismo, tal como lo hace con los demás. Y aquí el misterio de la realización personal que cuanto más individualista se encare, en igual proporción será el desencanto, mientras que si ese proyecto se pone al servicio de una realidad más amplia a los propios intereses, los frutos desbordarán cualquier planificación, colmando de sentido el ser.
Entonces, el despertar arremete al no quedarse satisfecho con los bienes materiales -aunque éstos constituyan lo primero- o el mero trabajar. Es menester recobrarse a uno mismo en la fatiga y el desgaste de la vida hacia la meditación en la soledad y la comunicación en compañía de los demás hombres. Por esto es que Jaspers indica la necesidad de dedicar algunos momentos diarios a la reflexión para “cerciorarnos de que no desaparece del todo la presencia del origen en la inevitable disipación del día”[7]. Profundizar en sí hasta llegar al ser mismo, dice Jaspers. Y desde allí, lo que para mí gano con la reflexión, es para mí solo y como si no lo ganase si no se realiza en la comunicación.
“De aquí que solo seamos independientes tanto en cuanto estemos entretejidos en el mundo”, asevera Jaspers, quien añade que únicamente en la comunicación se realiza la verdad. Este afán de comunicación auténtica es la actitud filosófica fundamental para nuestro autor que entiende que el origen mismo de la filosofía, además de en la admiración, la duda y en la experiencia de las situaciones límites, está en la voluntad de la comunicación propiamente tal.
[1] Jaspers, K.; La filosofía: desde el punto de vista de la existencia; Fondo de Cultura Económica; 2000; México; p. 25
[2] Ibíd., p. 120
[3] Ibíd., p. 113
[4] Ibíd.
[5] Ibíd. p. 115.
[6] Ibíd., p. 118
[7] Ibíd., p 122
Es muy interesante el artículo.
En la era de las comunicaciones, paradójicamente hay cada vez menos comunicación cara a cara y exceso de comunicación 2.0 (?). Lo que hace a las personas mas independientes o antisociables en la vida diaria y mas dependientes y sociables en la vida «virtual».
Así es como en Facebook o Twitter o la red social que utilicemos, tenemos 500, 1000 o 100.000 amigos y en la vida diaria a sólo uno o dos le podemos contar nuestros problemas, alegrías, inquietudes, desafíos, etc.. Eso nos lleva no solo a ser antisociales si no que nos genera un personaje en nuestra «otra» vida que no se corresponde con lo que realmente somos.
Las reflexiones pueden ser eternas, los debates inalcanzables, la realidad es que lo que marca la agenda hoy es ESA vida interactiva, lamentablemente. De todas maneras, me parece por demás interesante, sentarse a pensar y tratar de encontrar el equilibrio.
Me voy a ver si tengo un mensaje en twitter (?)
Javier, me parece exquisito el artículo. Comparto la idea que desarrollás de Jasper acerca de un origen de la filosofía en la comunicación. Lo creo así pues el hombre como ser social se nutre de la relación humana y es increíble cómo esto repercute en las personas. No sólo la búsqueda de fama produce este vacío en el hombre, también otro tipo de excesos que no son mal vistos en la sociedad llevan a lo mismo; un claro ejemplo de que la persona va perdiendo los límites de su autonomía, y de lo que ella connota, son las personas que dedican su vida a estudiar, formarse constantemente, trabajar, se sobrecargan de actividades académicas y dejan de «trabajar para vivir» y empiezan a «vivir para el trabajo». Estas personas no tienen tiempo de tener pareja, familia, amigos, simplemente se dedican a una realización personal relacionada únicamente con su desempeño profesional (muchos de ellos en la recta fianl de sus vidas descubren en su soledad su verdadero fracaso). Me pareció bueno traer a colación esta acotación porque hoy en día se toma como individualista sobre todo a quienes están relacionados con la fama, el poder, etc., pero esta corriente a acaparado todos los ámbitos y es tan real esto de que muchos llegan a la noche y no encuentran la calma de sentirse plenos.
Por otra parte, la palabra «libertad» ha sufrido un cambio semántico en nuestros tiempos ya que es real que se quiere creer que libertad es igual a ‘sin límites’, tanto es así que nuestra propia libertad termina donde empiezan los derechos de otros, osea que taaan libres no somos, y he aquí una cercanía entre comunicación-libertad. Somos libres de expresarnos pero caemos (muchos y muchas veces) en el límite de la libertad y nos expresamos acomodándonos al ámbito o grupo humano con el que interactuamos.
Para terminar mi comentario voy a retomar: «la comunicación como don de mi ser a otro ser, de existencia a existencia» y agregar que la comunicación es un verdadero don(regalo desinteresado divino) y comparto una breve anécdota que explica mucho mejor esto: En esta semana estaba esperando el micro y 3 de los que me llevaban a la facultad no pararon, en ese tiempo que estuve allí me puse de mal humor. LLego un señor mayor a la parada, venía sonriendo, me saludo con un buen día y comenzó a hablarme del maravilloso día que estaba empezando. Su micro tampoco frenó y él siguió sonriendo. Cuando se acercaban dos colectivos me preguntó si venía el mío. Le conté lo de los 3 que no frenaron, y mientras paraba su colectivo me dijo: «viene uno especial para vos, que tengas un día bellísimo». El colectivo que venía detrás del suyo era el mío y pude irme. Ese día fue magnífico en realidad, y no creo que una explicación más técnica sea capas de expresar esta verdadera sensación de estar vivo, de ser pleno, de encontrar el alma llena después de una comunicación entre dos existencias.
Sosa 8 palos, gracias por esa reflexión acerca de las redes sociales. Sin dudas que son una expresión de esa presencia repetida hasta el cansacio de uno mismo, pero sin ser uno mismo. La verdadera comunicación pasa por otro lado, ahora twitter, facebook o youtube, «funcionan».
Flor, qué buena la anécdota de tu testimonio. Evidentemente tenés la capacidad de traducir cuestiones aparentemente tan elevadas (la filosofía de Jaspers) a una experiencia común y corriente, mas trascendente al mismo tiempo. Estoy convencido de que lo que decís ilustra de la mejor manera esa comunicación de existencia a existencia, comunicación entre personas y no vehículos que persiguen fines específicos y que nada dicen de lo propiamente humano. Cuando hablaba del «individualismo» iba por el mismo camino que mencionás: la vida para el trabajo claramente esconde un vacío por otro lado y más si el trabajo es para otro… tengo una tesis un tanto fuerte que algún día desarrollaré «vida es lo que ocurre fuera de la relación de dependencia». Pero mejor por ahora no avanzar más jaja.
Coincido plenamente con Sosa 5 Palos, y agrego que las comunicaciones 2.0 no brindan ese plus ontológico que se logra, casi exclusivamente, con una comunicación «cara a cara» y difícilmente se logre en estas redes sociales , porque básicamente no están concebidas para tal fin, sino todo lo contrario porque son herramientas que tienden despersonalizar las comunicaciones
Javi, me encantó el artículo ! No hace falta decir más, pero voy a decir, en virtud de nuestras charlas…que son pocas pero son mucho.
Creo que estamos instruidos por una cosmovisión racionalista de la vida que no nos permite contemplar que la vida rodeado de los otros no es ni puede ser una ecuación de economía relacional en la cual tenemos que elegir segun el rendimiento.
Las acciones con y por el otro deben ser acciones que tengan valor por si mismo y no de acuerdo a una eleccion de costos. Maximizar el placer y minimizar el dolor nunca puede ser el corolario que nos acerque al prójimo ya que el prójimo trae consigo inevitablemente en el encuentro con nosotros esa diferencia que lo hace unico… pero que como toda diferencia nos aflije y nos trae dolor y angustia.
Si le escapamos a la angustia de ponernos en el lugar del otro cuando nos topamos con el y cuando nos comunicamos solamente estamos anulando o adormeciendo nuestra naturaleza, que es la de estar y vivir no solo en sociedad sino tambien con los otros, que es mucho más.
Escapar a eso, en este caso, es todo lo contrario a la libertad. Se es libre cuando se asume aquello que nos resulta mas dificil, cuando a través de un camino que no siempre es facil se descubre que la vida bien vivida es la que se vive con dignidad. Y la dignidad humana no es solo ser digno del amor de los otros sino sobre todo amar a los otros.
No se trata aqui de mandamientos rigidos que nos vuelvan estoicos sino de palabras y actos que comuniquen, sostengan y movilicen el sentido mas profundo de la dignidad de los hombres. Cuando hacemos aquello para lo que fuimos creados nuestro espiritu se ensancha y nuestra dignidad como personas resuena. Eso es la autónomia y esa es la verdadera libertad.
La libertad no es una eleccion individualista que viene de adentro hacia afuera y nos da la posibilidad de hacer lo que nos gusta sino que, al contrario, es un acto comunitario que viene desde afuera y nos toca lo mas verdadero hondo y particular de nuestro espiritu.
La libertad verdadera es la de ese hombre que es libre porque es autónomo y que es autónomo porque dio rienda suelta en su yo mas profundo a toda su escencia como ser humano.
Por eso seria bueno saber qué estamos comunicando porque tal vez pensamos que la comunicacion del siglo XXI y la tecnologia pueden derribar cualquier barrera y unir al género humano en una comunidad de principios cuando en realidad al sacarle al hombre su verdadero sentido se le van de a poco socavando sus verdaderos valores comunitarios y quizá esta comunicación «universal» no sea tal y quizá lo está esclavizando, lo está empobreciendo y lo está encadenando como nunca antes en la historia de este lindisimo mundo.
un abrazo grande
Javier, no puedo menos que felicitarte y agradecerte por esta nueva reflexión que nos compartes sobre un tema tan trascendental en la vida como en el pensamiento, y que, sin embargo, pareciera que nuestro tiempo y nuestra cultura se empecinaran en darle la espalda mostrando, una vez más, su ceguera ante la realidad, que es siempre nuestra y realidad de personas, por lo tanto teñida de la relación que implica siempre la tensión entre la independencia y la comunicación.
Me quedo con este texto que resume lo más importante: «Y aquí el misterio de la realización personal que cuanto más individualista se encare, en igual proporción será el desencanto, mientras que si ese proyecto se pone al servicio de una realidad más amplia a los propios intereses, los frutos desbordarán cualquier planificación, colmando de sentido el ser». Efectivamente, Jaspers al igual que casi todos los filósofos de la existencia , preparando el terreno del personalismo en gran medida, han puesto el dedo en la llaga más profunda del hombre contemporáneo lastrada desde comienzos de la modernidad, y es ese sentimiento vacío y prepotente de autonomía personal desvinculada de Dios y del hermano que ha llevado al individualismo más perverso, la matriz permanentemente gestante de los males e injusticias estructurales que vivimos en todos los órdenes. Por eso nuestro desencanto y nuestro hastío, como bien has señalado. Pero si nos animamos a ver, a sacarnos las anteojeras del propio ego, descubriremos maravillados que mientras más nuestra existencia se vuelque a un proyecto destinado al bien de otros, más plenificados de sentido estaremos -y por ende más felices-, y más cerca de la mayor libertad -que no debemos entender como des-vinculación- que consiste en coincidir con el plan divino incripto en nuestro nombre, en nuestro corazón y en nuestro adn espiritual. Difícil pero posible.
Tomás, me alegro que hayas vuelto a escribir y más, que el tema del «plus ontológico» (como ese extra intangible que nos llevamos tras la auténtica comunicación) haya dejado huella en vos!!
Gonzalo, muy profunda tu reflexión. Siempre complementa y amplía el recorrido que yo pueda proponer. Un placer tenerte en acto y potencia y como siempre, a la espera de tu artículo.
Inés, nuevamente tengo el orgullo de que vuelvas a comentar en este sitio. Me queda picando el tema del individualismo como la matriz de los grandes males e injusticias estructurales. Creo que es una tesis que tiene una gran fuerza y que en algún momento podamos profundizar en este espacio. Te dejo la propuesta abierta. Gracias por tu apoyo y aliento!
¡Muy buen artículo!
Tal como se afirmo en el último comentario, las posibilidades que nos brinda la comunicación virtual (gracias a la cual estoy realizando este comentario) no deben reemplazar a la comunicación directa. Se deben complementar y equilibrar ambas en su justa medida y explotar al máximo nuestras posibilidades de comunicación.
Es importante señalar también, la importancia que Jaspers le da a la reflexión, pues esta debería ser el paso previo a la comunicación, para que esta otra sea plena.
Por último, discrepo en que la voluntad de la comunicación sea la actitud filosófica fundamental. Más bien sostengo que es el asombro y luego la comunicación, permite que se desarrolle.
Perdón, cuando hice referencia al último comentario, me refería al primero.
Estimado Javier, muy interesante post. Yo matizaría la afirmación: “Y aquí el misterio de la realización personal que cuanto más individualista se encare, en igual proporción será el desencanto, mientras que si ese proyecto se pone al servicio de una realidad más amplia a los propios intereses, los frutos desbordarán cualquier planificación, colmando de sentido el ser” Aunque comparto plenamente lo que dices, me parece que parte de la crisis de la «realización personal» actual tiene sus raíces en la reducción de nuestro ámbito de intereses. Cada vez nos interesan menos realidades, cada vez el inter-esse es menos un relacionarse con los demás seres y más un encerrarse en el yo y pensar que la felicidad es mantener una buena autoestima, un alto autoconcepto.
Otrosí, me parecen demasiado severas las apreciaciones hecha en un comentario al internet como medio de comunicación. Pensar que el internet (facebook, messenger, etc) despersonaliza es creer que la persona se define en algo extrínseco y no en lo íntimo. Pensar que el cara a cara es algo puramente fáctico, es trivializar la comunicación interpersonal y no haber entendido el misterio de la presencia marceliana. Pienso, por ejemplo, en el intercambio epistolar entre San Jerónimo y San Agustín, uno en Hipona, el otro en Belén, las cartas demoran meses en llegarles, nunca se han visto personalmente; sin embargo, que testimonio de presencia personal, en sus cartas se manifiestan, se conocen, discuten, se amistan y se enemistan, se piden perdón y se perdonan. Si el facebook se ha convertido en la mayoría de usuarios en una medio impersonal eso no es señal de una deficiencia del medio, sino de una crisis de la persona que se muestra incapaz de personalizar los medios que utiliza. Porque no se puede negar que el facebook te muestra muchas más posibilidades de comunicación que el papiro de San Agustín.