«Ser persona no consiste meramente en vivir, sino en preguntarse por las razones de ese vivir» sostiene la doctora Inés Riego en este texto que contiene las palabras de su última conferencia. En un congreso por el que pasaron más de 2500 personas, Riego invitó a los jóvenes a reflexionar sobre las preguntas existenciales. Los alertó sobre el vacío y la desesperación, como consecuencias que acaecen cuando uno se ha extraviado y los alentó a responder el desafío de Píndaro: «llega a ser quien eres». Frente a la tentación que produce el canto de las sirenas, Riego los exhortó además, a no buscar refugio ni en la comodidad de las seguridades ni en la satisfacción de lo sensible, sino que es buena señal de la búsqueda de sentido, la apasionada creación del propio destino.
«Los jóvenes en busca de sentido» es el título de la conferencia de Riego en el marco del VIII Congreso Internacional Cultura del Trabajo: juventud, desafíos educativos y laborales, desarrollado los días 14 y 15 de junio en la ciudad de Córdoba.
Cierto es que la juventud no es la panacea, y que en absoluto es grande ser joven, pero eso se descubre con los años. Adolescencia y juventud son los años más débiles de nuestro proyecto de personalización, ya que son los más expuestos y en los que más abiertos estamos a la búsqueda; que no es sino de otros a los que imitar y seguir, de maestros. Y nuestra sociedad está prácticamente vacía de maestros, maestros de vida, personas a las que considerar un ejemplo a seguir.
No podemos pedirle a los jóvenes lo que no somos capaces de hacer nosotros. Aunque es la edad arriesgada por excelencia, será un riesgo sin rumbo sino tiene maestros, por lo que de la misma manera que necesitamos educar a nuestros niños y niñas a ser personas decididas, valientes y amorosas con el ejemplo, este mismo debe ser el que sirva de ejemplo de vida a nuestros jóvenes.
Todos estamos llamados a esa búsqueda de sentido, y a preguntarnos por ello, pero las respuestas están llamadas a ser una comunidad de sentido, donde las acciones de quienes hemos avanzado en la vida sean ejemplo para las generaciones que nos siguen.
Y hoy, no hay ejemplo a seguir, y sorprendentemente son algunos jovenes los que toman la iniciativa y muestran el camino. La transformación personal nos urge sobretodo a los adultos (y con adultos no me refiero a un rango de edad concreto, sino a un rango vital de asunción de responsabilidades).
Y del «atrévete» pindárico, yo prefiero cambiar el final de la frase, del presente «eres» al profético «estás llamado a ser».
Gracias por la conferencia transcrita para los lejanos.