Más que una recensión, la idea original para esta edición de Persona era publicar una entrevista a Verónica de Andrés y Florencia Andrés, autoras de Confianza total. Sin embargo, ese propósito no se concretará. Tuvimos un muy cordial primer contacto con De Andrés, a quien pudimos transmitir que nos interesaba conocer la persona detrás del libro; o en otras palabras, el espíritu desde el cual se invitaba a los lectores a aumentar la autoestima, reforzar la confianza y realizar sus sueños.
No obstante la actitud adoptada por la autora, afectaría la impresión que finalmente tendríamos de Confianza total. Lamentablemente el preconcepto sobre la autoayuda se reforzaría. Ocurre que una vez planteada a De Andrés la orientación que pensábamos darle a las preguntas, advertía ésta que de ninguna manera estarían dispuestas a comparar su trabajo con otras obras o autores, no dirían una sola palabra sobre El Secreto –el libro de autoayuda más vendido a nivel mundial de los últimos años, nefasto en sus contenidos- (nota al pie: ver http://www.actoypotencia.com.ar/2010/05/el-secreto-un-manual-para-el-engano/) con el que coquetean más por interés comercial que por coincidir en sus postulados, presumo; y dejaba al criterio de sus representantes el análisis sobre la pertinencia de nuestras preguntas.
Por supuesto que no accedimos a que Sony Music –quienes también tienen los derechos para las conferencias y presentaciones- evaluara la validez de nuestras preguntas, no sólo porque ofende un trabajo que realizamos con absoluta profesionalidad, sino más bien porque nos interesaba alcanzar un diálogo franco con las autoras, desestructurado, abierto y en un marco de confianza.
Ahora bien, la crítica del libro ya había sido escrita previo a este fallido contacto y la presentaremos sin cambio alguno. En la misma podrán encontrar muchos puntos positivos, escritos con total honestidad. Ahora bien, es inevitable no tomar una posición más dura a raíz del modo en que la autora antepuso el negocio sobre la misión altruista que ella, junto con su hija Florencia, declaman en la introducción.
En síntesis, en Confianza total el lector encontrará varios aspectos valiosos, que describiremos a continuación. Empero la obra no logra romper el corset del género y lo peor del mismo, en tanto abundan recursos efectistas, mensajes grandilocuentes presentados de mala manera, sin precisión, rara vez una fuente y unos resultados extraordinarios que esconden realidades más profundas y que no siempre terminan color de rosa.
El análisis
Está claro que la autoayuda no es el género que más pueda apreciar. Sin embargo su creciente demanda y consolidación al frente de las ventas de libros de no ficción, nos llevan a analizar este fenómeno, producto de la búsqueda interior de millones de personas sedientas de una espiritualidad aggiornada, y que buscan respuestas a las preguntas más antiguas hoy corridas de la escena de las religiones tradicionales y la filosofía.
Confianza total es el actual best seller que repite la fórmula de El Secreto al presentarse tanto en libro como en película, incluye un mensaje de Jack Canfield -uno de sus gurúes- promocionando el libro en la portada, y vuelve sobre la famosa “ley de la atracción” y otros postulados que ya hemos criticado con dureza en Acto y Potencia. Sin embargo, Confianza total, de Verónica de Andrés y Florencia Andrés, es mucho mejor que su antecesor y demuestra que no toda la autoayuda es material de segunda. Si bien abundan algunas técnicas propias del género, que tienden a reducir la complejidad de la vida a afirmaciones sin contexto, salvando la cuestión de formas, Confianza total puede proporcionar un envión a quien esté a la vera de tomar una decisión trascendente y optar por un modelo de vida audaz, comprometido y atento a sus semejantes.
Son muchos los aspectos a valorar de Confianza total y para explicitarlos es menester volver sobre El Secreto. Mientras que en este último se asegura que cualquier objetivo puede lograrse a fuerza de deseo y a la espera pasiva de una resolución del cosmos, el libro que hoy tratamos invita a una superación personal que considera la voluntad, como un factor decisivo para cualquier conquista. No se trata sólo de desear, también hay que poner manos a la obra.
A su vez las autoras convocan a salir de la “zona de confort”, identificada con la imagen del sujeto replegado en hábitos que le dan seguridad, mas no lo desafían a ir más allá. De este modo alienta a explotar lo mejor de uno mismo y ofrece una serie de metodologías para asumir la propia vida como protagonistas y no como espectadores de decisiones y acciones de otros. En esa línea hace una descripción de los distintos tipos de liderazgo, resaltando el “extraordinario”, como una instancia superior a “tener carisma”, y que consiste en alcanzar una coherencia, de la mano del desarrollo de valores de integridad y autenticidad. Así, llama a asumir el compromiso con uno mismo, a tomarnos en serio y a pensar “qué haríamos hoy si supiéramos que no vamos a fracasar”.
Los disparadores que presenta el libro también nos permiten analizar nuestra verdadera disposición ante la vida y más en concreto: “Las personas suelen tener una imagen clara de lo que no quieren, sin embargo al preguntarles qué es lo que de verdad quieren, la respuesta no suele ser tan fluida”, señalan las autoras. Es común tener en claro lo que no se quiere, y es fácil criticar elecciones de vida que se alejan de nuestros ideales, pero a la hora de poner en palabras cuál es esa aspiración de máxima -por supuesto que apuntamos a algo más trascendente que tener cierto auto o vivir en una mansión de cuatro millones de dólares como ejemplifica El Secreto-, uno suele enunciar una serie de ideas y valores, pero que no alcanzan a plasmarse al punto en que se haga cargo de perseguir esos sueños a paso firme. Es que si no llegamos al momento de delinear ese proyecto, esa aspiración superadora, no pasamos de buenas intenciones y esa imagen, por abstracta, tiende a aislarse de las posibilidades concretas, esas que se construyen paso a paso y se disuelven en lo inmediato.
Para esto, es clave cómo Confianza total vuelve a tomar distancia del Secreto -aunque no estoy seguro de que haya sido una decisión explícita de las autoras- en tanto que aborda los elementos motivacionales, de confianza y actitud, como menesteres fundamentales para alcanzar cualquier objetivo. Más concretamente, no habla tanto de una cuestión esotérica en donde nuestras buenas o malas energías serán determinantes para que me ocurran las peores desgracias o me haga millonario, sí explica cómo la predisposición y el estado anímico tienden a ser muy relevantes al momento de influir sobre los demás. Y superando el recurso efectista asegura que “los estados de ánimo negativos son, por lo general, el resultado de una falta de compromiso con la acción y de usar el pensamiento de forma distorsionada”, es decir y en palabras mías, de no tenerse en cuanta la acción, lo que voy haciendo en pos de los objetivos que me propongo (además de desearlos); si no estoy en movimiento hacia eso que me convoca, si no doy cauce real a lo que me apasiona, a lo que me hace vivir en serio, me desconecto del compromiso y fruto del propio abandono en la masa, me pierdo, me deprimo y transmito esa falta de entusiasmo a cuantas personas me cruce, logrando muchas veces resultados muy contrarios a los esperados.
También es clave el lugar que da el libro a la responsabilidad individual, en tanto y en cuanto es bastante habitual echar siempre la culpa de nuestras frustraciones a factores externos. Si bien es para celebrar la mención a Maslow y su pirámide de necesidades, a partir de la cual sí hay un piso de necesidades que deben estar satisfechas para aspirar a una realización personal, como los medios de subsistencia, de protección y pertenencia, no podemos culpar al estado del tránsito por nuestro mal humor o justificar cualquier actitud que tengamos porque nos pasó esto o lo otro. Como diría Claudio María Domínguez, si en algo coincidimos con sus ideas, “hacete cargo”, ya que siempre van a haber cuestiones que parezcan atentar contra nuestros objetivos, hay que ir más allá y considerar nuestra capacidad de elegir cómo responder, en línea con el pensamiento de Víctor Frankl, a quien también menciona. En todo caso vale decir “yo me pongo de mal humor cuando hay tránsito, no el tránsito me pone de mal humor”.
Por último, quisiera destacar algunas apreciaciones prácticas que transmite la obra, cuando debemos corregir una mala acción sea de un hijo o de un colaborador en el ámbito organizacional. Las autoras recomiendan separar los hechos de las personas. Por ejemplo señala que no hay que decirle a los niños que son malos sino que han hecho algo que está mal, ya que cuando ponemos foco en asimilar una mala conducta a la persona, lo que queremos combatir lo reforzamos sin quererlo, generando un daño en la autoestima, con todo lo que eso trae aparejado y alejándonos más de lo que queríamos corregir.
Como conclusión, la visualización, como técnica repetida en estos libros hasta el cansancio, puede ser provechosa al ensayar una presentación, si tengo que hablar ante un auditorio por ejemplo, para ajustar previamente detalles y ganar en confianza al anticiparme a las posibles reacciones. Tampoco su resultado es mágico, como el esquiador famoso al que se refiere el libro, que se recuperó de una lesión a último momento para una competición y no pudo practicar la bajada antes. Sí la visualizó en la mente una y otra vez y fue campeón olímpico. ¿Cuántas veces los que alguna vez jugamos al fútbol dibujamos en la mente las jugadas que queríamos practicar, para que el resultado sea otro muy diferente? Es decir, por más que visualice al extremo, imaginando hasta los olores y los detalles más mínimos, tal como sugieren, no todo depende de nosotros y el entramado de los acontecimientos siempre es más complejo de lo que se lo quiere representar en estos libros de autoayuda. Quizás podrían ser más cuidados los ejemplos y aportar un poco más de precisión al sostener por ejemplo que “algunas investigaciones señalan que los daneses son los más felices del mundo”. Sería oportuno indicar fuentes o enmarcar de forma más exhaustiva lo que se asevera.
No obstante, son más los puntos a resaltar y entre ellos, a modo de cierre, el análisis que realizan sobre los “propósitos superiores”, o bien decir que no todos los deseos o sueños valen lo mismo. Es que sin mencionarlo en forma directa distinguen el capricho narcicista de una “vida con sentido”, en términos de Seligman, según quien más que el placer o bienestar, se trata de ver cómo nuestro sueño puede convertirse en un acto de servicio a otros. Esa es la puerta que deja abierta Confianza total y el camino por el cual la autoayuda puede romper el velo egoísta y lucrativo, que aprovecha las frustraciones de muchísimas personas que vagan por el mundo sin una razón convincente para llevar adelante su vida.
*artículo publicado en Persona. Revista Iberoamericana de Personalismo Comunitario http://www.personalismo.net/persona/sites/default/files/Recensiones_04.pdf
Interesante comentario. Yo había oido que cuando visualizamos un proyecto lo alcanzamos, incluso vi que una entrenadora aconsejaba eso a una gimnasta que fallaba en las barras asimétricas, y así pudo lograr su ejercicio. Supe de Inmaculé una chica africana de Ruanda que durante la dura guerra de su país permaneció oculta en un baño que alguien le proporcionó y durante ese tiempo lo único que pensaba es que quería trabajar en la ONU y cuando pudo salir hizo todo lo posible y logró su sueño. (Creo que su historia está en un libro con su nombre).
Mi opinión es que si concibes algo en tu interior puede ser inspiración de Dios quien te dará después los medios y ayuda para lograrlo, pero las cosas no vienen tan fáciles como solo visualizar un proyecto, hay que trabajar duro. Además de que hay que cooperar con el Espiritu Santo, son necesarias otras cosas y lo primero de ello es la rectitud de intención, no hacerlo por vanagloria, además poner todo el proyecto en manos de Dios, desprenderse de él y del exito del mismo, Dios dará un buen final si Él lo quiere, y si lo que buscamos no es solo lucimiento propio, sino su gloria. En resumen : es visualizar, (docilidad), trabajar, rectitud de intención y desprenderse totalmente de los resultados. Esa es mi opinión.
Dra Fajardo Perez… si no creemos en dios… quien le dará un buen final a nuestros proyectos? Entiende ud. que un ateo o un budista o un … lo que sea … no logrará sus proyectos porque no «coopera con el espíritu santo»?
Es muy bueno el análisis, sobre todo comparto la frase: «tienden a reducir la complejidad de la vida a afirmaciones sin contexto»…
¿Entonces es recomendable leer este material? aparentemente es mejor que «el secreto» ¿pero en ese libro se encontrarán cosas que valdría la pena aprender en la vida?
Espero respuesta alguna.
Alvaro. Si leíste mi crítica vos podrás sacar tu propia conclusión. El libro tiene cosas interesantes y puede aportarte valor, pero si me permitís, y lo que andás buscando es un libro para una introspección o un análisis existencial más profundo, te recomiendo cualquier obra de Victor Frankl. Si por el contrario buscás una lectura un poco más liviana, Confianza total puede funcionar. Saludos
Gracias por su respuesta, y aunque «el secreto» dice muchas cosas ciertas, útiles y hasta inspiradoras, sabía que les faltaban mencionar otras para dar a conocer una mejor coherencia para conseguir las cosas (por ejemplo se enfocaba en el deseo, pero no en la acción)
Algo que me espantó un poco (vi el vídeo) fue cuando uno de los autores dijo algo así que nosotros somos «dioses en potencia» y eso para mí tiene un significado gnóstico.
Si me permite quiero expresar que he leído ambos libros, El Secreto y Confianza Total, considero a ambos buenos en cuanto al respeto y la integridad moral con que se abordan los temas, y ello en los tiempos que corren es de destacar. Por otro lado, a mi humilde entender son libros que apuntan a un nivel genérico de personas, y en los temas, por ello no me parece que carezcan de profundidad y/o contexto. Sin embargo me llamo la atención la leyenda en la tapa de Confianza Total «que haríamos hoy si supiéramos que no vamos a fracasar » a mi entender es terrible que diga eso el fracaso enseña, las frustraciones son las que nos marcan nuestra personalidad nos ayudan desarrollarnos como personas integras!! Con respeto saluda atte.
Este libro es un robo, en lugar de dar tips y/o consejos sobre como superar el problema que tiene uno, explica lo que es cada cosa, no hace falta que lo explique porque se supone que la persona que adquiere el libro esta padeciendo algun tipo de problema, si quisiera saber lo que es la negatividad, inseguridad, baja autoestima, etc, lo busco en internet, no compraria un libro para saber que es cada cosa.
Con respecto a lo de visualizar lo que queremos hacer y/o ser lamento decirles que no funciona, un monton de veces me he imaginado trabajando en lo que me gusta, haciendo lo que me gusta y disfrutando de lo que me gusta, y no se me dio nada de lo que me he imaginado/visualizado, en lugar de trabajar donde me gusta voy a tener que ser un triste empleado de fabrica que tiene que soportar el acoso de sus compañeros de trabajo y el maltrato del jefe y todo por un triste sueldo que no alcanza para nada y eso es lo que no quiero hacer y ser.
Este libro que se llama Confianza Total es un robo, si alguien tiene pensado comprarlo no lo compre, porque no tiene nada interesante.
Muy sencillo. Cuando no maquillan viejas frases repiten conceptos de sentido muy común. Buen libro para dejar en la mesa de la peluquería o el consultorio y aprovechar cuando no se tiene alguien ameno al lado para platicar.
He leído el libro en un momento difícil de mi vida y me ayudo a entenderme en un montón de aspectos. Siempre escuche a la Autoayuda como se la crítica, pero se olvidan que es autoayuda, y que comienza por uno mismo. Seguramente a Daniel nada le funciono porque nunca quiso ayudarse, haciéndose cargo y poniendo en acción, simplemente espero soluciones. He recomendado este libro a otras personas y todos, me lo han agradecido. Hasta un amigo que se posiciona en contra de la autoayuda. Me llevó tiempo convencerlo de que le de una oportunidad, estaba negado, pero cuando estaba mal, él solo recurrió al libro y hace poco me reconoció que encontró apoyo.