Fuerte frase del Papa Francisco nada más ni nada menos que en la Plaza de la Revolución de la capital cubana, donde las ideas dividen ese país desde hace cinco décadas y media. La Habana es quizás el mayor emblema actual de cómo la exaltación de las ideas sojuzga la dignidad del hombre, pues, en ese marco, solo es digno y merece justicia quien comparte mi ideología. Por el contrario, a la libertad de pensamiento le ha correspondido el fusilamiento o a lo sumo, la cárcel. Gracias Papa Francisco por ese gesto propio del cristianismo más evangélico, que busca la paz y la reconciliación y ¿por qué no?, gracias por esa mirada personalista, que sostiene la dignidad irreductible de la persona independientemente de su raza, religión, lugar de origen, orientación sexual y creencias políticas, entre otras.
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Mis palabras sobran, sabia frase del Papa y esplendido el comentario sobre su reflexion.